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Artículo: Para la comprensión lectora, mejor el texto en papel

Fuente: Aceprensa

 

Era la esperanza: con la llegada de las nuevas tecnologías, quienes antes leían libros impresos pasarían automáticamente a leer en las versiones digitales, por lo que ese hábito y la habilidad de comprender lo leído –básicamente por parte de los más jóvenes– no quedarían afectados por ello.



Pero llegó el desengaño: esto no ha ocurrido. La mayor posibilidad de leer textos online no ha redundado a favor de una mayor comprensión lectora, según refieren tres profesores de la Universidad de Valencia (UV) en un estudio recientemente publicado: “Do New Forms of Reading Pay Off?” (“¿Resultan rentables las nuevas formas de lectura?”).


Los expertos han realizado un metaanálisis de 25 estudios sobre la lectura en red y la comprensión lectora, publicados en el período 2000-2022, en los que se sondeó a unos 450.000 estudiantes de primaria y secundaria. Citada por la web de la UV, la autora principal de la investigación, Lidia Altamura, no le ve a lo digital un impacto favorable: “La principal conclusión es que los hábitos de lectura de ocio en pantalla tienen una mínima relación con la comprensión lectora, lo que contrasta con la sólida relación positiva entre los hábitos de lectura en papel y la comprensión”.


Cristina Vargas y Ladislao Salmerón –coautores del estudio– validan con números el tanto favorable a la comprensión que conlleva leer sobre el papel. De lo que han investigado, constatan que la relación entre la frecuencia de lectura de textos impresos y la mencionada destreza es bastante mayor que la que se evidencia a partir de la lectura en digital (0,40 vs. 0,05).


“Esto significa –dicen– que si un estudiante dedica 10 horas a leer libros en papel, su comprensión probablemente será entre 6 y 8 veces mayor que si lee en dispositivos digitales durante el mismo tiempo”.


Atención al dibujo… y también a las letras

Según el estudio de la UV, varios factores confluyen en que el desarrollo de la habilidad de la comprensión vaya por delante cuando se leen textos impresos. En primer lugar, porque en este campo se tratan contenidos más diversos y en formatos y géneros más variados. En papel, recuerdan, se han leído tradicionalmente las novelas, las revistas, los periódicos o los cómics.

Una de las investigaciones citadas en el metaestudio (Suzanne Mol y Adriana Bus, 2011) avala la contribución de ese soporte a la consolidación de la comprensión lectora: si dicho impulso es de moderado a fuerte entre el primer año de primaria y el segundo de bachillerato, entre los lectores de la universidad se refuerza aún más.


Mol y Bus subrayan además lo oportuno de sentarse a leerles libros ilustrados a los niños pequeños, pues la presencia de texto junto a las imágenes los incentiva a intentar descifrar la letra impresa y la correspondencia entre los signos y el sonido.

Las investigadoras observan, además, una relación positiva entre la lectura de textos impresos y un mejor rendimiento académico, por lo que recomiendan compartir con los niños, desde pequeños, ratos de lectura recreativa fuera del entorno escolar, para así ayudarlos a desarrollar sus habilidades lingüísticas.


Distracción vs. atención

En la acera contraria estaría la lectura en formato digital. Según el estudio de la UV, los textos a los que suelen acceder en pantalla los estudiantes adolecen de menor calidad, y ello repercute en la comprensión.

En cuanto a la forma, los usos lingüísticos que se manejan, por ejemplo, en las redes sociales no se atienen necesariamente a la corrección gramatical y sintáctica. Tanto esto como el empleo de un léxico adecuado quedan en un segundo plano, subordinados a la intención de comunicar con prontitud. Según los autores, “las características del vocabulario utilizado en los textos digitales, que están más cerca del lenguaje oral que del escrito (Snow, 2010), no pudieron mostrar esa relación positiva” entre lectura y comprensión lectora, que se verifica en el acercamiento a los textos impresos.


Conspiran contra ella, además, las particularidades del soporte electrónico. “Los dispositivos de lectura digital pueden servir para muchos propósitos distintos a la lectura, lo que incentiva la multitarea y las distracciones de la lectura (Baron et al., 2017 ), con consecuencias potencialmente perjudiciales para la comprensión (Clinton-Lisell, 2021; Liu & Gu, 2020; Nikkelen et al., 2014)”.


A la luz de estos elementos, el equipo de la UV sintetiza que la lectura en soportes digitales incide en una menor asociación entre el hábito de leer y la comprensión, pues no estimula “los mismos recursos de comprensión que se informaron anteriormente para los hábitos de lectura” de textos impresos.

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