Fuente: Aceprensa
Entre un 20% y un 30% de las mujeres que se someten a una ligadura de trompas de Falopio se arrepienten y desean volver a tener la oportunidad de quedarse embarazadas. Se les plantean entonces dos opciones: la fecundación in vitro, o la restauración de su fertilidad natural mediante la recanalización tubárica, es decir, revertir la ligadura. Un metaestudio publicado recientemente en la revista científica European Journal of Obstetrics & Gynecology and Reproductive Biology señala que la segunda opción tiene un índice de eficacia del 65%.
La investigación, conducida por la Clínica de la Universidad de Navarra con la colaboración de la Facultad de Medicina de la misma universidad, es la primera en realizar un metaanalisis tan amplio sobre el asunto, pues abarca la historia clínica de más de 14.000 mujeres intervenidas en diferentes países de 2012 a 2022.
Cabe aclarar que el procedimiento, la recanalización tubárica, no es nuevo. Sin embargo, muy pocos centros médicos lo practican y es menos popular que la fecundación in vitro entre quienes buscan un embarazo después de una esterilización quirúrgica. En concreto, se realizan alrededor de 25 intervenciones por año, y la Clínica de la Universidad de Navarra es uno de los pocos centros en España que ofrecen este tratamiento. Juan Sastre, el autor principal del estudio, señala que uno de sus objetivos principales es “impulsar la presencia de esta cirugía dentro de los hospitales y estimular la investigación en torno a esta eficaz opción de restauración de la fertilidad”.
En efecto, el estudio demuestra que la efectividad de este procedimiento es mayor que la de la fertilidad asistida, tanto en términos de tasa de embarazo (probabilidad de concebir) como de nacimiento (probabilidad de dar a luz un hijo vivo). La primera alcanzó un 65% entre todas las que se habían desligado las trompas, aunque con significativas diferencias por edad: 76% en las menores de 30 años, 59% en las de 35 a 40 y 52% en las mayores de 40. En cuanto a la tasa de nacimiento, fue del 43% entre el total de intervenidas. Según señala al diario La Razón Luis Chiva, responsable de la Unidad de Fertilidad de la Clínica Universidad de Navarra, esto supone una notable ventaja respecto a la fecundación in vitro, con la que la probabilidad de dar a luz apenas supera el 25% al primer intento, y el 35% al tercero.
Además, la recanalización tubárica también reduce, en comparación con la reproducción asistida, los riesgos de sufrir embarazos múltiples, partos prematuros, preeclampsia o diabetes gestacional. Según el doctor Chiva, sí se produce “un leve incremento en la tasa de embarazo ectópico, hasta un 7%. Esto se debe a que la trompa reparada tiene una cicatriz, lo que podría hacer que el embrión se detenga en ella”. No obstante, “una vez que el embrión se encuentra en la cavidad uterina, no presenta más riesgos y no requiere más asistencia médica”.
Por otra parte, este procedimiento está libre de los reparos morales asociados a la fecundación in vitro, fundamentalmente la eliminación de los embriones sobrantes o descartados.
Por todo ello, Chiva señala la importancia de resaltar esta alternativa. Una que busca “restaurar lo dañado”, localizar el problema e intentar solucionarlo de raíz, siempre teniendo en el horizonte el objetivo de una fertilidad natural. En definitiva, que las pacientes sepan que tienen la posibilidad de recuperar su capacidad de gestar, respetando al embrión y sin necesidad de la intervención de un tercero en el momento de la fecundación.
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